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Trazando historias

En el marco del Festival leer juntos, Cazapeonzas, en compañía de la diseñadora gráfica Ana Linde y de María Jesús Cuesta, directora de Letrimagia, presentamos Trazando historias.

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En el marco del Festival leer juntos , Cazapeonzas, en compañía de la diseñadora gráfica Ana Linde y de María Jesús Cuesta, directora de Letrimagia , presentamos la sesión para familias Trazando historias .

Mediante juegos, creatividad, experimentación y descubrimiento, invitamos en ella a las personas participantes a crear su propia historia. Para trazar nuestra historia recorremos cuatro fases: letras , palabras , frases y narrativas.  Al finalizar, podrán llevarse a casa su historia en forma de libro-objeto.

A continuación, os presentamos los tres cuentos colectivos que creamos en el taller:

Ilustración de una vaca, un cerdo y el cielo. Grupo 1 • Una historia con Chus

Érase una vez un cerdo y una vaca. La vaca fue al espacio y desde la nave vio unas montañas.

Arriba de las montañas había un conejo que estaba buscando un peine mágico, pero había mucho viento y el conejo se cayó, y vio un río en el que había una medusa. La medusa tenía una manta. La medusa siguió por el río hasta llegar al mar y se encontró con unas nubes y se hicieron amigas, pero las nubes llovieron.

Llovía mucho y una señora con un paraguas mágico. La señora se fue a recoger frutas y cuando recogió la última fruta, le comió un tigre y después el tigre se fue con su amigo el león a un parque de atracciones.

Iban a hacerse un selfie, pero el tigre que se había comido a la señora se mareó y vomitó y el tigre se asustó y empezó a rugir. Entonces se montaron en otra atracción que era de vaqueros. Un vaquero que tenía que hacer una actuación estaba en una silla leyendo y cuando le tocaba se olvidó la pistola en la silla. Después, la vaca que estaba en el espacio le vio por la ventanilla y le dijo que se había olvidado la pistola, entonces la recogió y actuó.

Ilustración de un iglú y un inuit usando un mando de videojuegos. Grupo 2 • Una historia con Ana

Érase una vez un esquimal jugando a un videojuego en el que había dos pantallas: suelo y cielo.

El suelo era un bosque con árboles y montañas donde, de pronto, aparecía un caballo trotando y pisaba todas las flores. Iba a una fiesta en mitad del bosque, a comer un plato enorme de espaguetis. También iban el conejo de tres orejas, la jirafa en patinete y una persona. Al sentarse en su silla, llegó una abeja con escamas y le picó en el culo. La persona salió disparada y al cruzar el cielo sonó «¡CRACK!».

Pasamos a la pantalla del cielo, no sé si recordáis que esto es un videojuego.

Allí había una luna-corazón-croissant-comecocos y una mancha de colores parecida al arcoíris. Al rato llegó un helicóptero a rescatar a la persona. La luna-corazón-croissant-comecocos, como le llegaba el rico olorcillo de la comilona, dijo: «¡Yo me bajo contigo al bosque a comer!». Y allí se fueron con el conejo de 3 orejas, la abeja (que no murió del picotazo porque era una abeja especial, con escamas) y la jirafa en patinete.

¡Y colorín colorado, este videojuego se ha acabado!

Ilustración de animales (jirafa, tortuga, pájaros, leones) y un tambor. Grupo 3 • Una historia con María: «El cumpleaños de la tortuga»

Érase una vez , hace mucho, mucho tiempo, en el País de las Maravillas.

Era un día muy especial, era el cumpleaños de la tortuga y brillaba un sol enorme. Brillaba tanto el sol que a todos los habitantes del País de las Maravillas les brillaba la nariz.

El pájaro estaba muy contento porque iba a venir su amigo a visitarle en velero. Mientras le esperaba, un gato comenzó a perseguirle con la mala suerte de que el gran brillo de ese sol hizo que le cayera un rayo y empezó a lanzar llamas y mató al pájaro.

En el País de las Maravillas había un tambor mágico que sonaba solo. De pronto sonó el tambor y el pájaro que estaba llegando en un velero, del susto se cayó y desangró.

La tortuga estaba en su casa preparando su fiesta de cumpleaños. La primera en llegar a la fiesta fue el hada. El oso fue el segundo en llegar, venía con mucha hambre y le preguntó: ¿Tienes napolitanas? A mí me encantan las napolitanas. Por suerte, la tortuga conocía los gustos del oso y había preparado una bandeja de napolitanas. Llegó el Reno que traía la música, la colocó junto a la ventana y todos comenzaron a bailar.

Sonó otra vez el tambor.

El cocodrilo tenía intención de comerse a la tortuga y arruinar la fiesta, pero llegó justo a tiempo el Hámster que mató al cocodrilo con una flecha. Los supervivientes de este día continuaron bailando, comiendo y celebrando este soleado día del cumpleaños de la tortuga.

¡Y colorín colorado, este cuento se ha acabado!

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