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Me llamo María Gironza Álvarez-Mendizábal. Soy neurotípica, padezco escoliosis y, tras una intervención por lesión en mi ovario izquierdo, tengo un único ovario. He vivido con anosmia durante casi un año y, después de un periodo de alucinaciones olfativas, aún no reconozco algunos olores.
Éstas son algunas de mis variables, mis etiquetas, pero no creo que sean las que mejor me definen. He elegido presentarme así porque me sorprende que, en nuestra sociedad, muchas personas con discapacidad aún lo hacen de una forma similar. Y a ellas, seguramente, tampoco sean las etiquetas que más las definen.
Detrás de esta presentación, hay un camino de más de 15 años que me lleva en 2016 a emprender Cazapeonzas. El camino empieza en mi adolescencia, donde organizo muchas fiestas infantiles que sacan de mí a la niña que llevo dentro, a ver a través de sus ojos. Las fiestas se solapan con el inicio de la carrera de Arquitectura y con distintos voluntariados en los que empiezo a conocer a personas con discapacidad.
De esos encuentros, surgen muchos cuestionamientos sobre las barreras existentes. Compruebo, además, que muchas las proyectamos desde las escuelas de arquitectura. Empiezo a sentir una gran responsabilidad y una gran carencia.
Presento mi PFC, en el que analizo la situación de las personas mayores en nuestras ciudades. Planteo un posible sistema para que no tengan que abandonar la vida en sus casas y mantengo una reunión en el Ayuntamiento de Madrid, a quien le entrego mi proyecto. Siento que hay mucho trabajo por hacer, pero también siento la necesidad de ampliar el conocimiento sobre las necesidades diversas. Esto me lleva a trabajar en Londres en un Chiswick Nursing Center –residencia de mayores– y en Tower Project –centro de día para personas con discapacidad intelectual–.
En 2013 vuelvo a Madrid. Continúo formándome y me especializo en Accesibilidad Universal y Diseño Para Todas Las Personas, presentando la tesis Tocar el sonido de los colores, que abarca varios de los temas que más me interesan: la percepción, la multisensorialidad, los sentidos y los sistemas de orientación.
En 2015, comienzo a trabajar en Polibea, centro de día para personas con daño cerebral adquirido. En este punto, y tras muchas reflexiones durante a una baja maternal, nace Cazapeonzas. Y con Cazapeonzas, Cucú y Zas. Un monstruo y una peonza, tan diferentes como inseparables, que nos acompañan siempre.
Cazapeonzas es un proyecto vivo, en el que seguimos aprendiendo y caminando hacia donde la vida nos quiera llevar. Y hablo en plural porque, gracias a Dios, no estoy sola en esta locura. Cada día son más las personas que me dan la mano. A todas y cada una de ellas les doy las GRACIAS. Gracias por creer, guiar, apoyar. Por acompañarme. Gracias por ser. Cazapeonzas y yo formamos parte de LUDANTIA, BRAINING MUM, ASEPAU y MERCADO SOCIAL DE MADRID.