
Corazón de algodón
Una tarde de primavera, saliendo de pintar peonzas del taller de pintura de Down Madrid, me enamoré de la mochila de la profesora, María B.
La mochila tenía un precioso corazón bordado. Siguiendo ese corazón, es como llegué al de Raúl.
Nos acercamos, Iago, con tan sólo unos meses, y yo a su casa en Camarma de Esteruelas a tomar un café.
Iago y Raúl enseguida conectaron. Estuvimos hablando durante horas, Raúl, Jose, Concha y yo.
El tiempo volaba, el desayuno de pronto se transformó en aperitivo.
El calor de sus palabras nos hacia sentir en casa. Nunca olvidaré este día, el día que tuve la suerte de conocer al equipo de "La cabeza del Rinoceronte".
En ellos se concentra el amor, la poesía, la naturaleza, la belleza, la lucha, la vitalidad, la unión...
Ese día también conocí el cuento de "La niña algodón", sentada en la misma mesa en la que Raúl había trabajado tantas tardes mano a mano con David para hacerlo realidad.
Lo que no sabía ese día es que poco después me uniría a ellos contando juntos su cuento.
Y es que este corazón de algodón fue un gran flechazo: desde el primer día que lo vi, me conquistó.
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Comentarios
Laura
Maravilloso encuentro. Almas gemelas que dieron lo mejor de sí y lo mejor de ellas es el amor que tienen dentro. Gracias por este artículo tan precioso.